Desde la Fundación consideramos imprescindible la mirada compleja sobre un fenómeno que tiende a abordarse desde una intervención secundaria, cuando las consecuencias de la violencia emocional se hacen visibles, sintomáticas, cuando no irreparables. Es por eso que la detección precoz, en toda su complejidad requiere de un marco de referencia que ahonde sobre la génesis del abuso emocional no solo explicativo. La investigación es para la Fundación la necesaria contribución al esclarecimiento de las formas de relación interpersonales marcadas por contextos relacionales cada vez más determinados por el metacontexto socio político y sus derivas económicas. Brechas de desigualdad acumulativas con tendencias normalizadoras de relaciones de poder; cosificación del individuo entre realidades virtuales y presenciales, desafección emocional en el seno de los sistemas familiares limitando la organización y construcción de vínculos de apego, etc. La velocidad con la que la realidad parece cambiar no puede ser la justificación para que la comunicación se convierta en una forma  perversa de control social y violencia soterrada que lleve la vulnerabilidad al extremo de la debilidad y, por ende al desarraigo, abandono al sufrimiento individual.